Breve historia sobre el Aura


Su nombre proviene de la palabra griega empleada para denominar la brisa o el aire, porque la consideraban como una neblina que se mueve alrededor de la persona.

Numerosos escritos desarrollado en la época de mayor auge de la cultura helénica, hablan de este globo luminoso. Y es este principio el que toman los expertos en la actualidad, quienes consideran que par­tiendo de la base de que todo es movimien­to, ese ritmo del universo crea una vibra­ción creadora que repercute en el mundo de las formas.

Volviendo a la antigüedad, numerosos es­critos e incluso grabados en cuevas ances­trales inmortalizan al hombre cubierto con luces sobre sus cabezas.
Para los hindúes, existe una energía universal que constituye lo esencial y es fuente de toda la vida.

Breve historia sobre el Aura El Aura

A esto le llaman Prana y los yoghis usan su energía a través de la meditación para lograr estados de consciencia en los que pueden ver con claridad el aura de las personas.

En el caso de los taoístas, por su creencia en el Chi o Qi, energía vital que se encuentra presente en todo y hace que el mundo funcione, son capaces de lograr meditaciones en las que también se vuelven conscientes del aura.

Para los japoneses la energía se denomina Ki, para los tibetanos Tsal y en occidente se le llama energía neutrínica, orgánica, elíptica o biopsienergía.

En esta misma línea, los monjes tibetanos, los budistas zen, los teósofos y tantos otros estudiosos de distintas tendencias, han logrado desarrollar su mente para poder conocer no sólo el aura, sino que tener acceso a otras verdades esenciales para el crecimiento y evolución humana.

Se cree que uno de los primeros seguidores del aura fue el médico y alquimista suizo Teofrasto Paracelso, o también conocido como Philippus Aureolus Bombast von Hohenheim, quien en el siglo XVI comenzó a teorizar al respecto denominando al aura como una bola de fuego.

Para él, el hombre era un microcosmos, que poseía un firmamento en su cuerpo llamado astrum o sydus, de acuerdo a esto cada persona cuenta con una constelación individual que se inicia con el ascendente determinado en el momento de su nacimiento.

Siglos más tarde, el estudioso y místico Emmanuel Swedenborg, comenzó a llamar al aura como una esfera espiritual.

Siguiendo sus pasos, el profesor Franz Anton Mesmer, dio origen a la teoría del magnetismo animal, la que estipulaba que una fuerza electromagnética puede ser transmitida de un ser vivo a otro con distintos fines, incluso curativos.

Ya a mediados de 1800, el barón Kart von Reichenbach, destacado químico alemán, realizó experimentos para registrar en habitaciones oscuras cómo se visualizaba la energía de las personas.

Certificó con asombro que de los cuerpos de personas, animales, plantas y cristales, emanaban llamaradas de energía, despidiendo luces multicolores.

A principios de 1900, el doctor Walter J. Kilner, electricista y encargado del departamento de electroterapia del Hospital Santo Tomás de Londres, trabajó para demostrar físicamente que el aura existía.

Realizó un descubrimiento trascendental, entendiendo que el aura era visible bajo una luz ultravioleta, de esta manera confirmó que sí existe una luz que rodea el cuerpo incluso con capas de colores entre sí.

De esta manera e incorporando láminas de cristal acondicionadas con un químico llamado dicianina, pudo captar por primera vez el aura.

Años más tarde se dio origen a una cámara fotográfica llamada Kirlian, que a fines de los 60 fue desarrollada por un equipo de científicos.

Consiste en una caja elaborada en base a materiales aislantes, a la cual se le incorpora un generador de alta tensión.

Posee una bandeja metálica en donde se ubica el papel fotosensible.

Con ella, se pudo demostrar la existencia de este halo, similar al plasma, que logra un efecto de corona a partir de cualquier objeto u organismo que es sometido a un campo eléctrico.

Es decir, se requiere de una zona ionizada a su alrededor para que el papel fotográfico puede captar esta luz.

A partir de este descubrimiento, el estudio del aura se comenzó a considerar como el cuarto estado de la materia, en el que un cuerpo sometido a una alta frecuencia, con alto voltaje y bajo amperaje, es posible de fotografiar con placas especiales que muestran su campo biomagnético o cuerpo bioplasmático.

A partir de este instante el aura se volvió un objeto de estudio, ya no sólo circunscrito a la física, sino que para distintos tipos de expertos que han querido determinar la utilidad de este conocimiento en la sanación y bienestar del hombre.
Actualmente se puede fotografiar el aura con esta cámara Kirlian, aunque también se pueden desarrollar los sentidos para poder divisar esta emanación energética propia de cada individuo.

Se cree que es como la huella digital, única, ya que cada persona afecta a su aura de acuerdo a sus propios procesos químicos y celulares, revelando su nivel energético y su estado interno.

Es de acuerdo a estas variables, que toda aura posee un color y densidad diferentes, de hecho hasta su continuidad varía, siendo destellante en algunas personas y más continua en otras.

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Categoría: El Aura.






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