¿Cómo funciona nuestro subconsiente cuando soñamos?


La mente humana se parece a un ordenador gigante que funciona según un sistema de acción y reacción en función de aquello para lo que se ha progra­mado. Todos sabemos que, con demasiada frecuencia, los programas están llenos de errores, fallan y nos hacen perder tiempo. Esto nos ocasiona una infinidad de problemas e incluso puede que lleguen a ser la razón de que abandonemos nuestro camino.

Si bien es cierto que nuestro programa interior empieza a funcionar el mismo día que nacemos, no debemos olvidar que existe un número impor­tante de influencias que marcan de algún modo nuestro consciente mucho antes de que nazcamos: por ejemplo, estamos condicionados respecto de lo que está «bien» y de lo que está «mal». Se nos dice continuamente lo que podemos y lo que no podemos hacer, o lo que deberíamos llevar a cabo y lo que no. Nos dicen también si somos buenos, malos, astutos o tímidos, dema­siado viejos para esto o demasiado jóvenes para lo otro. Incluso puede que oigamos el típico comentario sobre que actuamos «igual que tío Joe» (que es un poco cortito o que pesa bastantes kilos más de la cuenta); con ello se quie­re dar a entender que nosotros tenemos esos mismos defectos.Aunque des­conocido para la mayoría de nosotros, ¡el subconsciente asimila todas estas afirmaciones como si fueran verdad! Y más tarde, en nuestra vida diaria, puede que nos preguntemos por qué tenemos tal o cual problema que no sabemos cómo solventar y cuya solución se halla, evidentemente, en el subconsciente.

¿Cómo funciona nuestro subconsiente cuando soñamos? Interpretación de los Sueños

Luego, las cosas se complican todavía más cuando vamos a la escuela —y quizá también cuando vamos a la iglesia— donde más ideas de todo tipo —muchas veces erróneas, basadas en prejuicios que denotan una mentalidad muy estrecha o que, simplemente, son falsas— se van añadiendo a las que ya teníamos.Y, encima, los psicólogos nos dicen que todos somos «parte de lo que vemos, oímos y se ntimos» (pensemos en los programas de televisión o en los anuncios, por ejemplo, que tan profundamente arraigan en nuestro subconsciente).Toda esta información, buena o mala, verdadera o falsa, llena sin cesar nuestro subconsciente a menos que —y hasta que— hagamos algo para evitarlo.

Estos conceptos erróneos en apariencia tan inofensivos quedan profunda­mente integrados en nuestro almacén de conocimientos y en nuestro siste­ma fundamental de creencias, que es de donde tomamos continuamente las decisiones sobre lo que debemos hacer en cada momento.

Ideas del tipo «la obesidad es cosa de familia», «no vas a sacar nada de ahí», «el sexo es algo sucio», «tienes que trabajar duro para ganarte la vida», «no llegarás a nada en la vida», «Dios proveerá» o «el dinero es la raíz de todos los males», todas ellas —y otras que podríamos citar— van ocupando nuestra mente en un momento en que somos demasiado jóvenes para dar­nos cuenta después de que son falsas; la consecuencia de todo ello es que estas «creencias» ejercen una influencia decisiva en nuestras vidas y en las decisiones que tomamos… ¡y sin que ni siquiera nos percatemos de ello!

A medida que crecemos vamos recogiendo de aquí y de allá más mentiras que verdades y, tarde o temprano, en algún momento de nuestra vida, nues­tros deseos e instintos acabarán por entrar en conflicto con esas falsas ideas. Un ejemplo clarísimo de esto lo tenemos en el caso de las mujeres a las que se les inculcó en su momento la idea de que «el sexo es una cosa sucia». ¡Y lo cierto es que muchas mujeres no lograron resolver este problema! Les colgaron las etiquetas de frígidas, incompatibles u otras peores. Muchos de nuestros problemas actuales tienen su origen en estos falsos conceptos que tan arraigados están en nuestro subconsciente.

Nuestros sueños actúan a modo de sistema de guía: nos ayudan a localizar, corregir y eliminar los errores y las creencias nacidas de la ignorancia, y que no sólo nos impiden progresar, sino que llegan a ser incluso la fuente de numerosos conflictos internos. Nuestros sueños nos guían, corrigen, animan, recuerdan hechos olvidados, nos dan nuevas ideas y nos hacen ver otras for­mas de hacer las cosas; es decir, nos ayudan a resolver cualquier tipo de pro­blema que ocupe nuestra mente en el momento de dormirnos, por muy difí­cil y complejo que sea.

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Categoría: Interpretación de los Sueños.






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