La lectura del poso de la taza. Procedimiento y rito
El café es la bebida más común en Oriente Medio. El té es la más común de Extremo Oriente. Posos de café y hojas de té no tienen por sí mismas ningún poder mágico, pero se han empleado siempre como un instrumento para la adivinación.
Para que el café sea perfecto, es decir, que los fondos se distribuyan en la taza formando dibujos o «signos» de los que hemos hablado hasta ahora, es necesario que haya sido molido de un modo muy fino, impalpable, como los polvos o el cacao. Para la preparación, sería ideal tener el molinillo adecuado, alto y cilíndrico (ver dibujo)
Podemos regular también el muelle de nuestro molinillo, o pedir en la tienda que nos muelan el café de una forma muy fina para prepararlo a la turca. Para la preparación del café oriental sería necesaria la ollita adecuada, llamada jeesvee en todo Oriente Medio. Es una ollita alta, de cobre estañado en su interior y provista de un largo mango; el borde está hecho de tierra, con una especie de rejilla compacta alrededor. Ésta sirve para que, cuando hierva el café, éste no se derrame y permanezca en la ollita. Una ollita alta, con mango largo, os podrá igualmente servir, pero el jeesvee se puede adquirir fácilmente en tiendas especializadas y bien surtidas, pues es el objeto clásico en cualquier país balcánico, de Oriente Medio o de la costa africana en el Mediterráneo.
Las dosis
Para la preparación del café oriental, es necesario, para cada persona, tanta agua como la que contiene una taza de café. Dos cucharaditas llenas de café en polvo, una o dos de azúcar, según nuestro gusto. En general, los orientales beben el café amargo, pero la cantidad de azúcar resulta indiferente para la finalidad de la cafeomancia.
Preparad la dosis en frío; se coloca, luego, la ollita en el fuego: cuando la mezcla —que no es propiamente una mezcla— empieza a hervir, se aleja por un momento la ollita del calor para evitar que siga hirviendo y se coloca de nuevo al fuego, tomándola por el largo mango, que está hecho a propósito para no quemarse. Se repite la misma operación tres veces.
Después de la última ebullición, se sirve el café en las diversas tacitas provistas de su platito. No se mueve ni se usan cucharitas (por lo que respecta al azúcar, éste ya debe haber sido disuelto en la preparación). Se deja, luego, que el café repose algunos minutos, permitiendo que los fondos se depositen; luego, se bebe lentamente hasta el final Llegados a este punto, cuando en la taza permanezcan sólo los posos, se gira la taza boca abajo sobre el plato, haciéndola girar, luego, tres veces hacía la izquierda, de manera que se realicen 3 vueltas y que los posos del café se distribuyan en el interior de la tacita. Cada uno debe realizar esta operación en su propia tacita. Llegado este punto, se espera a que se enfríe bien, luego se toma de nuevo… ¡y empieza el proceso de adivinación!
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Categoría: Leer el Café.
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