La lucha contra las supersticiones


La ignorancia es la infancia del hombre. El muchacho admite, pero no discute, cree, pero no razona, y lo que impresiona a sus sentidos lo golpea tan fuertemente, cuanto superiores a su inteligencia las pruebas son explicativas del fenómeno L..]. La superstición se convierte en un antónimo de la realidad que, como el bien y el mal, lo justo y lo injusto, varían de sentido y naturaleza según el cambio de opinión; encuentran pedazos de tierra en todo el mundo, por vasto que sea, en los que posarse tranquilos y seguros de su futuro. Para los cristianos, el Talmud de los rabinos es una recopilación de supersticiones; para los católicos, el culto de los protestantes es supersticioso; para los evangelistas, es superstición el culto de los católicos; y para todos es superstición la fe de los paganos. Un sentido tan variable no puede por más que tener un carácter puramente relacionado con las opiniones de los individuos y escuelas; sólo quien esté inspirado por altos principios racionales puede contemplar, todavía con una mirada serena, la universalidad de los mitos que se superponen en capas sucesivas, me atrevería a decir, como la corteza terrestre a la primera verdad de la naturaleza.

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Así ofrecía Luigi Stefanoni, con serio positivista, su interpretación de la superstición en su estudio Storia critica della superstizione, que, aunque ya superado, constituye uno de los documentos más emblemáticos sobre el tema.

Leyendo el gran trabajo de Stefanoni descubrimos un aspecto importante del fenómeno de la superstición: todos los periodos de la historia y, sobre todo, de la cultura, desde la más importante a la más insignificante, han considerado equivocados algunos ritos, creencias, prácticas y cultos, dejándolos de lado, e incluso han llegado a perseguirlos con violencia, y castigado de manera ejemplar a quien, según la opinión imperante, era considerado esclavo de la superstición y, según la cultura cristiana, víctima del diablo y de sus perversos designios.

De hecho, hubo un periodo de la historia de Occidente en el que la superstición se consideraba una clara expresión de culto al demonio, lo que conllevó graves castigos a aquellos que practicaban esos cultos.

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Categoría: Supersticiones.






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