Las defixionum tabellae
También se utilizaron frecuentemente en la magia negra los clavos, en particular en las defixionum tabellae, auténticas prácticas de magia, a menudo mortales, estudiadas por la arqueología gracias a significativos descubrimientos. Las defixionum tabellae son delgadas tablillas de metal, normalmente de plomo, encontradas a cientos por los arqueólogos en el área mediterránea y que datan del siglo VI a. de C., mientras que las más recientes son de la época imperial, aunque también hay de los siglos del cristianismo.
Por lo general, estas tablillas, llamadas «defixiones», muestran inscripciones en griego, a menudo con un lenguaje voluntariamente críptico. Se han encontrado también con textos en latín en forma métrica en España, donde llegó la costumbre a través de los soldados romanos.
Las defixionum tabellae se incluían en la magia negra y, por tanto, eran duramente perseguidas por la ley, que infligía penas severas a quienes descubrieran practicando este rito. Después de escribir las maldiciones en la tabla, el «defixor» grababa signos mágicos y misteriosos capaces, según su interpretación, de representar a la víctima de su ira. Luego, la tablilla se plegaba, en algunos casos se traspasaba con un clavo (en latín defigere significa clavar) y luego se enterraba en una zona sagrada en las cercanías de un santuario o un cementerio. Es significativo el texto de una tablilla encontrada en Cartago:
Matad, suprimid, despedazad a Gallico, hijo de Prima, ahora, ante la multitud; que permanezcan atados sus pies, sus miembros, sus sentidos, su cerebro, de modo que no mate ni a oso ni a toro con la red simple, con la doble y tampoco con la triple […]. Hacedlo en el nombre del dios vivo omnipotente; ahora, ahora, rápido, rápido. ¡ Que el oso pueda desmembrarlo y hacerlo pedazos! Los textos de las tabellae podían también ir acompañados de objetos rituales, figuras humanas, o representaciones de diverso género que servían para acentuar el poder del texto escrito. Es interesante señalar que, en algunos casos, en los textos pueden encontrarse los llamados barbare anomata, es decir, apelativos sin un sentido preciso que, según los autores de los textos, tenían el poder de ocultar los nombres de las divinidades evocadas y, por tanto, limitar cualquier potencial acción de exconjuro.
En este sentido, deben también incluirse los ephesia grammate, fórmulas sin un significado directo, pero creadas prestando atención sólo a la pronunciación. En realidad, en las tablillas, como en los papiros egipcios, se recurría a menudo a un vocabulario misterioso, cuyo papel principal era ocultar la voluntad del mago, creando un diálogo con las divinidades a través de un lenguaje sincrético e indescifrable.
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Categoría: Supersticiones.
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