Las runas: el destino y la magia


Si bien el uso de las runas era accesible a casi todos los miembros de la estructura social (comerciantes, campesinos, guerreros y nobles), los únicos autorizados a interpretar las runas como oráculo eran los sacerdotes o druidas. Las tribus germanas no tenían templos, sino centros al aire libre donde se realizaban las ceremonias, tales como arboledas o geometrías de piedra. Las consultas se relacionaban en general con las decisiones comunitarias. Los vikingos eran, sobre todo, guerreros y conquistadores. Se lanzaban en osadas expediciones a través de bravíos mares para expandir sus dominios y riquezas y así llegaron a tener gran influencia en la historia europea hasta el año 1100 d.C.

Tanto riesgo debía estar amparado por los buenos augurios de las runas, y en las ceremonias los sacerdotes, invocando a Odín, advertían a los guerreros acerca de heladas, granizos, momentos para detenerse y momentos para avanzar.

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La escritura encantada

Las runas fueron instrumentos mágicos, portadoras de secretos y generadoras de poder. También escondían un significado especial relacionado con los poderes de los dioses y diosas, y además de ser guías en las decisiones correctas a tomar, las runas eran un mecanismo de protección contra el ataque de los enemigos y la furia de la naturaleza. Como talismanes o amuletos, fueron trazadas con fuego sobre madera, pintadas con la sangre de un animal sacrificado, grabadas en las piedras de las cuevas, en el tronco de árboles sagrados, en superficies de madera o de hueso, en ornamentos. Un guerrero debía tallar su arma y su armadura. Una mujer, si quería quedar embarazada, grabaría las runas en madera sagrada de abedul. El ritual de tallado implicaba un encantamiento, que transfería el poder de los símbolos al portador del objeto escrito.
Las runas eran un puente entre los hombres y los antiguos dioses nórdicos.

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Categoría: Runas.






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