Magnetismo y la inmortalidad del alma


Supuesto que el Magnetismo es un fluido que circula por los nervios, como la sangre por las venas; los hechos hasta ahora observados y estudiados sobre la materia demuestran que este descubrimiento no es más que nuevo adelanto en la Fisiología humana, y en la Filosofía mental.

Respecto a la Fisiología, el Magnetismo ha extendido, según la incesante marcha de progresivo adelantamiento, nuestros conocimientos en las funciones del sistema nervioso; funciones que, si bien su causa inmediata no está sujeta a nuestra observación ni dominio, son el crepúsculo de nuevos e importantes descubrimientos, eslabones en la gran cadena del progreso humano.

Magnetismo y la inmortalidad del alma La Magia Blanca

Respecto a la Filosofía mental, el Magnetismo ha ensanchado también su esfera a los ojos humanos. Como por una parte, en el orden natural, el soplo divino que nos alienta, sólo se manifiesta por medio de la cabeza y resto del organismo a que Dios en este mundo misteriosamente lo ha unido; y como, por otra, sólo puede manifestarse según la condición de esa cabeza y resto del organismo, el Magnetismo, agente puramente físico, activando o modificando de manera especial los órganos de manifestación del alma, éstos nos revelan ciertos fenomenos mentales, ciertos atributos y modos de actividad de nuestro espíritu que sin su ayuda hubieran estado para siempre ocultos.

Si un sonámbulo ve con los ojos tapados o través de cuerpos opacos, el alma y no el cuerpo es la que ve, pero el alma ve en virtud de haber adquirido del aparato visual y cerebral una nueva fuerza, una actividad especial y particular, bien así como la vista del miope cuando por medio de unos vidrios cóncavos ve objetos a larga distancia, cuyas impresiones recibe el cerebro que trasmite luego positivamente; sabemos que él, a la espiritualidad, libertad e inmortalidad del alma, les presta nueva ayuda para hacer resaltar y brillar más y más sus divinos atributos a los ojos humanos. Porque, en efecto, el alma es pura, espiritual, inmortal, con su innata libertad y los destinos que la religión nos enseña; pero de la misma manera que cuando se hace una operacion quirúrgica en los ojos sacándoles cataratas, manifiesta una vista más completa o menos dañada que antes; y que cuando se esterizan los nervios de sensación, ella no manifiesta sensación externamente; así también cuando se magnetiza el organismo, se manifiesta ella según el nuevo estado que adquiere o asume ese organismo.

Un niño de cuatro años que cometa un acto, por atroz y criminal que sea, será absuelto como inocente por cualquier tribunal. ¿Por qué? Porque se sabe que en aquella edad el organismo cerebral es tan débil, inmaduro, que, ni la razón ni la voluntad pueden manifestarse en completa libertad ni robustez. Más tarde ese organismo se modifica, se hace más vigoroso con los años; con los años alcanza mayor madurez, y ya se supone después, que el alma se manifiesta más completamente en todas sus facultades, y el mismo inocente trasgresor niño, se considera hombre, trasgresor criminal. Pues bien, el Magnetismo, en último resultado, viene a efectuar lo que efectuaron los años en el niño, esto es, le modificaron el organismo cerebral, en virtud de cuya modificación el alma se manifestó con nuevos o más robustos atributos. De manera que cuanto he dicho anteriormente respecto a la completa armonía entre las doctrinas frenológicas y la espiritualidad, libertad e inmortalidad del alma, es aplicable a las doctrinas y hechos magnéticos conocidos.

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