Purificación de la mente
Este sistema del yoga prescribe un camino óctuple para la purificación de la mente. El Hatha Yoga Pradipika, el tratado más importante sobre hatha yoga, delinea así las fases de este camino:
- Yama.
- Niyama.
- Arana.
- Pranayama.
- Pratyahara.
- Dharana.
- Dhyana.
- Samadhi.
Yama
Los diez yamas son la no violencia, verdad, sinceridad, continencia sexual, paciencia, fortaleza, amabilidad, honradez, moderación en la dieta y pureza (limpieza corporal). El hábito en la práctica constante de los yamas purifica las palabras, los pensamientos y los actos.
Niyama
Los diez niyamas son austeridad, contentamiento, creencia en Dios, caridad, veneración de Dios, escuchar la explicación de las doctrinas/.escrituras, modestia, tener una mente juiciosa, repetición de oraciones y sacrificio/realización de sacrificios religiosos. La práctica constante de los niyamas crea una actitud espiritual y despierta la conciencia de testigo. Mediante la aplicación de estas disciplinas, la mente se separa automáticamente del compromiso innecesario con los objetos mundanos, y el practicante es capaz de concentrarse.
Asanas
Las asanas son las posiciones (literalmente, «posturas sentadas»). En el hatha yoga se describen 84 posiciones, pero no todas deben hacerse en todo momento, ni en toda situación. La columna se mantiene recta, la cabeza y el cuello erguidos y alineados. El cuerpo debe estar cómodamente inmóvil. La postura correcta tiene un efecto igualador, aplicando las fuerzas presentes en el cuerpo y reduciendo la tasa respiratoria y la circulación sanguínea; hace al practicante firme y uniforme, facilita la meditación y ayuda a curar las enfermedades y las veleidades de la mente. Algunos asanas activan diversos centros nerviosos y ayudan al cuerpo a segregar las hormonas del crecimiento y a producir anticuerpos. Cuando el aspirante es capaz de sentarse en una postura cómodamente durante mucho tiempo, se produce un movimiento de la energía hacia los centros superiores. Con la estabilidad del asana, la mente se vuelve estable.
Los dos asanas más alabados son el padmasana (posición de loto) y el siddhasana. Para adquirir el dominio de un asana, Patanjali ofrece dos sugerencias: (1) mantener la posición física inmóvil durante largos períodos, dominándola gradualmente mediante la voluntad, y (2) meditar sobre el señor infinito, que sostiene y equilibra la Tierra en la forma de la gran serpiente Shesha.
Pranayama
Pranayama significa control del prana. Tal como dijimos antes, el prana es la corriente magnética de la respiración. Es el vehículo de la mente, que no puede funcionar sin él. Por eso la conciencia, que se expresa a través de la mente, no puede percibir o funcionar sin prana. Este mantiene el equilibrio del cuerpo y proporciona la fuerza vital.
La respiración profunda no es lo mismo que el pranayama, aunque promueve la salud razonablemente. Los efectos beneficiosos de la respiración profunda se deben al aumento de la ingestión de oxígeno, que influye en el prana del cuerpo. El pranayama auténtico comienza cuando la respiración se sostiene algún tiempo entre la inspiración y la espiración. La inspiración se llama puraka; la retención de la respiración se llama kumbbaka; y la espiración se llama rechaka. La kumbhaka afecta a la fluencia de las corrientes pránicas de una manera fundamental. Tras estar bien versado en el pranayama, el aspirante puede dirigir las corrientes pránicas a través del canal central de la columna vertebral, promoviendo la ascensión de kundalini. El período de retención de la respiración debe prolongarse gradual y cautamente. La respiración alternada afecta a las corrientes pránicas, y limpia los canales pránicos sutiles (nadis), abre a sushumna, enfría los hemisferios izquierdo y derecho del cerebro, suspende la actividad del cerebro y la mente y detiene temporalmente el diálogo interior. El pranayama prepara la mente para la práctica de la visualización y la concentración.
Pratyahara
Pratyahara es apartarse de las percepciones sensorias, rompiendo así toda conexión con el mundo exterior. El pratyahara parece ser el control de los sentidos por parte de la mente, pero la técnica auténtica consiste en el retiro de la mente hacia sí misma. Cuando un aspirante se absorbe completamente en el trabajo, olvida el mundo exterior porque la mente está totalmente absorbida. Los órganos sensorios no registran ninguna señal procedente del exterior. Este ejemplo es un intento de explicar que la retirada de la mente y los órganos sensorios es posible. Lo único que se necesita es una profunda concentración unida a una absorción total.
La práctica constante del pratvabara produce la intemalización de la mente; los sentidos se aquietan y renuncian a su ansia de objeto. Esta práctica permite al aspirante un control supremo de los sentidos.
Dharana
Dharana es concentración. el aquietamiento de la mente fijándola en un punto. Tradicionalmente se ha reconocido que el corazón es la región principal para la fijación de la mente, pues es el centro o sede de la conciencia individual, que en sánscrito se llama jiva. El cerebro es el centro de la mente y los sentidos, y el corazón el centro de la vida. El cerebro puede dejar de funcionar (como en el samadhi), pero si el corazón se detiene completamente no puede mantenerse la vida.
En el yoga kundalini el corazón se considera situado en el cuarto chakra central; hay tres chakras por debajo de el del corazón y tres por encima. En el dharana, cada chakra se convierte en un punto para la fijación de la mente.
La concentración en cada chakra debe realizarse secuencialmente, empezando por el primero, el muladhara, y ascendiendo gradualmente hasta el séptimo, el sahasrara, la sede de la conciencia. Esta práctica crea el hábito de la unidireccionalidad mental. Cada chakra está relacionado con alguno de los cinco elementos, y la fijación de la mente en cada centro ayuda al aspirante a concentrarse en los elementos. Dicha concentración en los elementos ayuda además a la mente a volverse unidireccional. Sin embargo, la fijación de la mente no es el objetivo final, sino sólo un medio de conseguir una meditación profunda y continua a la que se da el nombre de dhyana.
Dhyana
Dhyana es la meditación ininterrumpida sin un objeto. En la fase anterior, dharana, uno se concentra en un objeto, imagen, chakra o centro. Con la práctica continua del dharana la mente se aquieta y el aspirante puede conseguir la auténtica meditación. Cuando está verdaderamente fijada, la mente pierde la conciencia de sí misma y se aquieta. Se siente una fluencia continua de la energía en la columna y también hay una calma que no se ve interrumpida por pensamientos ni por el diálogo interior. En el estado de dhyana se detiene el diálogo interior.
En dharana uno se concentra en los chakras; en dhyana uno medita y la conciencia de los chakras desaparece. En dharana se producen ocasionales distracciones de la mente. Hasta la visualización de los chakras provoca distracciones. Pero en dhyana cesa la visualización. Se experimenta la calma de la mente y predomina un estado vacío de pensamientos. Así comienza la experiencia del éxtasis. La conciencia entra ahora en el cuarto estado: más allá de los tres estados normales de vigilia, ensoñación y sueño profundo. En términos psicológicos modernos se categoriza como un «estado de conciencia alterado», pero los yoguis le dan el nombre de turiya. Así como el fruto del dharana es dhyana, el fruto de dhyana es samadhi.
Samadhi
El término samadhi está formado por los componentes sam (igual, equilibrado, completo), a (eterno) y dhi (buddhi, conocimiento o cognición). Cuando se consigue el estado de equilibrio completo se tiene el samadhi. Para la conciencia individual, el samadhi es la autorrealización: la liberación de la conciencia del ser, del tiempo o del espacio. Con la práctica regular del pratyahara se consigue la retirada habitual de la mente con respecto a la esfera de las fluctuaciones y la percepción sensoria. La mente aprende a interiorizarse y resolverse en sí misma. En su curso innatural, la mente crea dualidad, y con el apartamiento de la mente cesa esa dualidad. Cuando todas las modificaciones mentales se han disuelto, la conciencia (que ha estado condicionada por esas modificaciones) logra su estado natural de no dualidad.
La conciencia es infinita, pero la mente la hace parecer finita. Por medio de la mente la conciencia queda aprisionada en la conciencia individual del «yo», «mí» y «mío». El pratyahara ayuda a la conciencia individual a producir un estado central de la mente desarrollando el hábito de apartarse del mundo fenoménico. Mediante el dharana la mente queda fijada y tranquila. Con el dhyana, la mente logra la tranquilidad. Cuando esta tranquilidad se convierte en hábito, la mente entra en la envoltura del éxtasis y queda sumergida en el océano del conocimiento y el éxtasis nebuloso.
Según el kundalini yoga, el samadhi es la unión de Shakti, el principio femenino, con Shiva, el principio masculino. La sede de Shakti, llamada kundalini shakti, es el chakra muladhara (el plexo pélvico), y la morada de Shiva es el chakra sahasrara (situado en el cerebro). Kundalini duerme en el chakra muladhara. Cuando el aspirante ansía la autorrealización —y sigue el camino óctuple (tras la adecuada purificación de los nervios, la recitación de los sonidossemilla y las visualizaciones)— kundalini despierta y asciende a través del segundo, tercero, cuarto, quinto y sexto chakras y llega al chakra sahasrara para unirse con su señor, Kameshvara, el «señor del amor». La unión concede un éxtasis infinito al aspirante abriéndole las puertas del conocimiento divino.
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Categoría: Los Chakras.
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