Soñé con una carretera que recorría a cuatro patas


Estaba en el gimnasio, que es propiedad de mi madre y su pareja. Éste me manda a callar porque estoy con música y me encaro con él recriminándole que él también hace ruido cuando grita y que ya no me voy a ir de viaje con ellos dos. Mientras, no paraba de pasar páginas en un libro para encontrar una vacía en la que escribir algo.

Luego, mi padre me lleva en coche hacía mi pueblo pero me deja a varios kilómetros, entonces continuo yo solo por la carretera andando a cuatro patas. Comienzo de noche y poco a poco va amaneciendo. Al principio me cruzo con varios policías a caballo, pero no me dicen nada. Sigo y la carretera, que es muy recta, está rodeada de árboles, mucha vegetación, lagos, etc. Si antes iba andando a cuatro patas con cuidado de no pisar ni tocar los excrementos de los caballos, ahora ya ando erguido y a veces corro, cantando alegremente y recuerdo que me dejé el equipaje en el coche.

Al llegar al pueblo ya es de día y un señor que iba haciendo deporte delante de mí buena parte del camino salta un precipicio en la calle que yo decido esquivar buscando otro camino más seguro.
Ya estoy en la casa del pueblo y llama la policía buscando droga. Al final se convence de que yo no tengo nada que ver con eso y le veo un colgante de oro al cuello que me llama la atención. Pero al pasar adentro, ese policía se ha convertido en mi abuela, pero sólo es ella físicamente.

Resulta ser una persona de otro pueblo, pero es igual que ella. Yo tengo ganas de abrazarla y le hablo con mucha ternura, como si estuviera enferma. Lleva aún el colgante, está roto y le explicó que yo tenía uno igual que también se me rompió y que precisamente me había regalado mi abuela.

Victorarturo

Califica este Artículo

Categoría: Tablón de Relatos.






Deja una respuesta