Soñé que estaba muerta y asistía a mi funeral
Yo había muerto y el funeral se estaba realizando en la casa de mi abuela y yo podía verme acostada sobre una plancha de madera.
Sin embargo, era solo mi cuerpo el que estaba sobre esa plancha, porque mi espíritu y mi alma todavía estaban vivos. Yo estaba viva, pero en otro cuerpo. Estaba en otra muchacha gracias a mi mamá que había hecho que me quedará.
Y había un objeto que traía en el cuello (no lo recuerdo), pero no me lo podía quitar porque eso ayudaba a que me quedará y por alguna razón tenía que traer el cabello cortito. Pero cuando me veía de espaldas lo traía en una coleta y era largo.
Nunca me vi la cara en esta nueva muchacha, pero sabía que era bonita y delgada.
En algún momento, mi antiguo cuerpo sonreía. Pero yo me sentía angustiada, triste y lloraba cuando me veía ahí tirada. Aún con la oportunidad de una nueva vida, extrañaba el antiguo yo.
En algún momento del sueño, apareció un niño o muchacho al que yo le pedía que me llevara volando, me dijo que le pasara una prenda y que la sostuviera del extremo. Cuando lo hice, comenzó a volar pero batallaba porque era muy pesada para él, pero logró llevarme hasta Catedral (una plaza de la ciudad), aparecieron unos muchachos de mi colonia con los que me llevo bien y volaban conmigo. El Niño me dejo caer sobre un montón de ropa y se quedó bromeando con nosotros, yo estaba en la cima y por alguna razón me quite el pantalón y quería bajarme, le pedí al niño que me bajara pero me ignoro y se estaba riendo por una broma. Aparecieron más personas, no las recuerdo, pero creo que sí las conocía. Logré bajarme al exigirle ayuda al niño y me fui de ahí porque quería regresar a la casa de mi abuela.
Luego aparecía mi mejor amiga, estábamos en catedral caminando entre las macetas, no llevaba pantalón pero llevaba una cobija en la cual me envolví porque había dos señores enfrente que me veían.
Yo quería decirle que asistiera a mi funeral, pero no sabía por dónde empezar a contarle. Iba en el nuevo cuerpo, sin embargo ella me reconocía. Hablamos primero de boberías y nos reíamos, pero no sabía cómo explicarle el cambio, así que invente una historia lógica, comencé a contársela pero ella se entretuvo porque tenía que hacer unos pagos así que detuve lo que estaba diciendo, después de eso, continuamos caminando a su salón mientras terminaba de decir mi historia, pero ella lo tomaba como broma. Al final, cuando nos estábamos despidiendo porque tenía prisa porque iba a comenzar un examen importante, le grite que la estaba invitando a mi funeral y me miró con cara sorprendida pero con humor, como queriéndose reír.
Después me recogió mi mamá en el carro, mientras yo le avisaba a mis amigos de la universidad que asistieran a mi funeral, pero no sabía cómo explicarles en el mensaje que yo seguía aquí, que solo mi cuerpo se estaba yendo. Y ahí es cuando me desperté.
El sueño se desarrollaba en dos ciudades. Los Mochis, dónde está la casa de mi abuela y Hermosillo, dónde esta catedral. Pero yo sentía que no había ciudad alguna, las dos estaba juntas.
Trinidad Gpe. Arenas Bojórquez
Califica este Artículo
Categoría: Tablón de Relatos.
Deja una respuesta