Sueños que se hacen realidad
Nuestros pensamientos son mucho más importantes de lo que nos han enseñado. Son, por naturaleza, totalmente creativos. Si insistimos en decir o pensar cosas como «ese pesado me da dolor de cabeza», la vida nos garantiza que en unos pocos días tendremos dolor de cabeza o de garganta, tortícolis o cualquier circunstancia similar directamente relacionada con el pensamiento que teníamos en mente (y que, por tanto, hemos construido nosotros mismos).
James Allen afirma: «Somos lo que nuestros pensamientos nos han hecho ser. No podemos escapar del resultado de nuestros pensamientos». El gran Edgar Cayce solía remarcar: «La mente es quien construye» (lectura 1.436) y añadía: «Los pensamientos se convierten en realidad».
De hecho, los pensamientos que tenemos en mente dan forma a lo que puede verse mediante la clarividencia. Incluso aquellos de nosotros que no tengamos esta facultad, podemos llegar, al menos, a sentirlos. Estos pensamientos provocan las circunstancias de nuestra vida. Si no nos gusta el mundo tal como es, tenemos que cambiar la forma de pensar. Muchas de las corrientes ideológicas englobadas en el movimiento New Age ponen énfasis en este punto; pero ya en un principio Jesús dijo: «El hombre es aquello que piensa con el corazón». ¡Qué pensamientos han cruzado nuestra mente durante el día? ¡Qué tipo de mundo estamos creando? ¡Nuestros sueños nos lo mostrarán!
En nuestros pensamientos no todo es bonito. Cuando caemos en pensamientos de odio, rabia, avaricia y negatividad, creamos formas que permanecen en nuestras auras. (Lo que proyectamos vuelve a nosotros y eso es lo que a menudo vemos en nuestros sueños.) Algunas de las situaciones desagradables que nos aparecen en los sueños son nuestros propios pensamientos de odio que hemos construido a lo largo del tiempo. Cuanto más insistimos mentalmente en un pensamiento de miedo, más grande, fuerte y sólido se vuelve. Si no paramos, corregimos, purificamos, perdonamos o borramos esos pensamientos, a la larga tomarán apariencia física y se manifestarán en nuestras vidas como una experiencia amarga. La mente es una herramienta muy poderosa.
Nuestros sueños intentan mostrarnos exactamente lo que estamos creando mediante una constante representación de los resultados de nuestros pensamientos, miedos, prejuicios, expresiones cariñosas, maneras de actuar o reaccionar… Por esta razón, nuestro diario debería reflejar al menos una parte de lo que hemos estado pensando y sintiendo durante el día.Al plasmar esas ideas sobre papel, entendemos mejor el tipo de pensamientos, objetivos, emociones e ideales que nos traen los sueños. Entender este proceso facilita sobremanera la interpretación de los sueños.
El objetivo final es conseguir controlar nuestro viaje espiritual por encima de nuestro cuerpo físico, emocional y mental de manera que únicamente puedan prevalecer los pensamientos positivos. Los sueños pueden ayudarnos a alcanzar el objetivo que pretendemos con sólo señalar las actitudes erróneas; nos proporcionan una perspectiva más alejada que hará que desaparezcan de manera saludable los miedos y las emociones dañinas. Nuestro diario, nuestros pensamientos y nuestros sueños estarán fuertemente entrelazados.
Si estamos muy interesados en nuestro viaje espiritual, los sueños y el diario, junto con los objetivos claramente definidos, acelerarán en gran medida nuestro paso. El crecimiento espiritual no ocurre de manera espontánea, sino que se desarrolla directamente a partir de los pensamientos, objetivos, ideas, deseos y esfuerzos diarios. Sin objetivos no hay progreso.
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Categoría: Interpretación de los Sueños.
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