Superstición del cuco

El cuco está rodeado de muchas supersticiones, porque se trata de un pájaro que raramente se deja ver. Por lo general, se esconde en las profundidades del bosque y su presencia se intuye sólo gracias a su típico y repetitivo canto. En algunos países de cultura anglosajona se dice que oír al cuco antes de abril anuncia escasez y un año de miseria. Pero si el pájaro no canta hasta finales de abril, las cosas irán mucho mejor y habrá bonanza. Si alguien oye al cuco en octubre, cuando el pájaro ya debería haber partido a países más cálidos, no habrá esperanza para el desafortunado y su vida acabará ese mismo año.

La primera vez al año que se escucha al cuco es importante llevar dinero en los bolsillos y tocarlo, porque esta acción garantizará prosperidad. Pero si no hay dinero, los meses siguientes serán un desastre, financieramente hablando. Es una creencia extendida, por último, que las condiciones cuando se oye al cuco la primera vez se mantendrán iguales durante todo el año. También es importante el lado por el que viene el canto: por la derecha, buena suerte, por la izquierda, desgracia.

Superstición del cuco Supersticiones

Tradicionalmente se concede también mucha importancia al número de cucús emitidos por el pájaro. Por ejemplo, entre las mujeres solteras de muchos pueblos existe la creencia de que el número de cantos indica el número de años que les separa del matrimonio. En el centro de Italia, por ejemplo, las muchachas oían cantar a este pájaro con cierta ansiedad, recitando esta cantinela:

Cucú, cucú de plumas grises

¿Cuánto tiempo falta para que me case?

A partir del canto sacaban conclusiones. Los más ancianos obtienen del número de cantos augurios sobre los años que les quedan por vivir. Pájaro burlón, el cuco tiene por costumbre dejar a sus polluelos en los nidos de otros. Tal vez también por este extraño rasgo dentro del orden natural de las cosas, se han atribuido a esta ave tonos ambiguos y rasgos misteriosos. Características siempre latentes que vuelven a la mente cada vez que oímos el extraño canto, del que pretendemos captar significados profundos y proféticos.