Teratología
Los naturalistas y los magos conocen con el nombre de imperfectos a una porción de animales, en razón a que se forman de manera corrompida, y por consiguiente de diferente y contraria materia a la de los animales perfectos. Estos animales son, por ejemplo, las moscas, gusanos, etc. El sabio Avicena cree, sin embargo, que estos animales pueden formarse, ya por su reproducción, como el hombre, ya por putrefacción como se ha dicho.
Avicena cuenta a este propósito un caso extraordinario que por si mismo pudo comprobar diversas veces. Cogió el cabello de una mujer, lo colocó debajo de tierra en la cual había habido estiércol durante un invierno, y al principio de la primavera siguiente o del estío, cuando por los rayos del Sol se hubieron secado, se formó de ellos una serpiente y de ella se produjo otra de la misma especie. El mismo caso sucedió con un ratón.
La causa de la diversidad de los animales es la división del semen en la matriz, lo que se verifica igualmente aún respecto a los animales perfectos. Existen en la matriz diversas celdillas, y al arrojar el padre en cada una parte del semen, da origen a un feto distinto; lo mismo sucede para con los animales imperfectos que, en vez de formarse por medio del semen y de la matriz, se forma de diferentes especies de materia, multiplicándose a medida que la humedad que los forma se divide por los poros de un cuerpo putrefacto, y hace que se formen a la vez diferentes especies de cuerpos. El tamaño, la configuración, la unión con que se presentan a veces dos o más, depende del modo de comunicarse y de germinar lo húmedo de la substancia que los crea. Lo húmedo, cálido, engendra cuerpos cálidos, secos, biliosos y alargados; lo húmedo frío y flemático hace al animal corto y ancho, a causa del agua que le separa y del frío que le estrecha; así como lo húmedo color de sangre y caliente engendra a los animales de regular tamaño a causa de la mezcla proporcionada de lo húmedo y de lo cálido. Lo húmedo melancólico hace al animal pequeño y estrecho, porque la sequedad y la frialdad le impiden desarrollarse y alargarse. El animal que se forma por lo húmedo bilioso mezclado por azar con lo cálido, es largo y muy estrecho a causa del calor que lo extiende extremadamente y de la humedad que lo deslíe, advirtiéndose que el bilioso es de color amarillo, el sanguíneo es rojo; el melancólico negro, y el flemático blanco. No cabe duda que cuando lo húmedo está mezclado, la naturaleza del cuerpo contiene también una mezcla de cualidades.
Un monstruo de la naturaleza
Pero lo más sorprendente es lo que Alberto cuenta respecto de un niño que vino al mundo con las partes sexuales del hombre y de la mujer, de modo que en el coito podía desempeñar las dos funciones de varón y de hembra. No puede darse otra razón cierta de esto sino que hubo bastante materia para formar ambos miembros. Avicena y Alberto tratan de esta abundancia de semen de la cual se forman ordinariamente tales miembros.
Avicena nota que si el semen cae en el lado izquierdo de la matriz, se forma una hembra, y si en el derecho, un varón; pero que si se halla en el medio, se origina un hermafrodita, o sea mitad varón y mitad hembra, conservando siempre la forma de la especie humana. Alberto habla de monstruos de espíritu, así como los hay de cuerpo, y cuenta de dos gemelos, uno de los cuales tenía en el brazo derecho la virtud de que, según en la dirección que le moviese, abría con él las cerraduras más fuertes y complicadas; y el otro gozaba en el lado izquierdo del poder de cerrar todas las que estaban abiertas. Sin embargo, esta propiedad era sólo respecto a las cerraduras de las puertas de las casas. Este fenómeno debe explicarse a la vez por dos causas: el influjo de una constelación especial, y la disposición natural de aquel órgano.
Signos de la concepción
Cuando la mujer se junta en el coito con el hombre, si aquella siente estremecimiento o dolor en las rodillas, es señal de que ha concebido.
El segundo es que eyacule muy poco o no eyacule nada del semen.
El tercero es que el hombre en el acto del coito sienta atraída y oprimida su verga dentro de la vulva.
Aun existen otros varios, tales como: después del coito la mujer desee continuamente al hombre (este rasgo se observa en algunas mujeres a pesar de no haber concebido); que se suspendan los menstruos y que la mujer sienta titilaciones a la entrada de la vulva. Y finalmente que su vista se presente alterada, tiñéndose de rojo después de la concepción, a causa del calor. En tal estado las mujeres suelen tener antojos: comer tierra, carbón, manzanas, cerezas, etc.
Modo de conocer si una hembra ha concebido varón o hembra
Cuando ha concebido varón, el movimiento de los ojos es ligero, y su color, rojo; el vientre se presenta abultado y redondo hacia el lado derecho. La leche que sale de los pechos es espesa, de tal modo que si se arroja sobre cosa limpia no se separa, y si corre, corren todas las partes de la leche juntas. Si al extraerse esta leche o bien al quitarle sangre del lado derecho, se arroja en fuente clara, se va a fondo en seguida, y aunque se eche en su orina sucede lo mismo; pero si flota, entonces el ser engendrado es hembra. Además, en el caso de ser varón el concebido, la sal que se coloque en el pezón, no se disolverá. En tales casos la mujer tiene siempre tendencia a mover el pie derecho.
Mas cuando la mujer presenta más abultado el pecho derecho que el izquierdo, o está pálida y siente pesadez, si presenta el lado izquierdo del vientre redondo y abultado, tirando a negro, si es negruzca su leche, indigesta, acuosa, si se separa al arrojarla sobre alguna cosa, o como se ha dicho, echada en agua clara de una fuente flota, entonces es señal de que ha concebido hembra.
Además se ha practicado un experimento, el cual se dice es infalible para saber si una mujer estaba embarazada o no; se ha tomado melicrate, se le ha dado de beber bien caliente a la mujer al tiempo de acostarse, o bien poco después, y tantas veces como la mujer estuvo embarazada, sintió una especie de cosquillas u hormigueos alrededor del ombligo. La melicrate es una poción compuesta de agua y miel. Pero como hay algunas tan astutas que quieren ocultarlo, es preciso no prevenirlas acerca de este experimento, sino esperar a que se quejen de dolor de cabeza u otro cualquiera, y entonces aconsejarles esta bebida como propia para mitigarlo, sin hablarles del embarazo, y a la mañana siguiente se les pregunta si ha cesado aquel dolor, o sienten alguna cosa particular. Entonces si se quejan del dolor en el ombligo, es cierto el embarazo, si no, no.
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Categoría: La Magia Blanca.
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