Visiones en el sueño lúcido
Podemos tener una visión completamente despiertos, medio dormidos o en pleno sueño, pero lo más habitual es lo segundo. Las características principales de las visiones son la perfecta combinación de colores vivos (a veces se trata incluso de colores que no hemos visto antes) y la intensidad y profundidad de los sentimientos que experimentamos, todo ello en perfecta armonía. Las visiones suelen dejarnos en estado de reverencia e ir acompañadas de sentimientos de devoción y gratitud: nos dejan completamente impresionados.
Las visiones encierran mensajes de crucial importancia. Puede tratarse de algo que tenemos que aprender o de la revelación de los propósitos más ocultos de nuestra alma, especialmente si nos hemos estado preguntando por esto último con cierta asiduidad. (En algunas tribus deben acaecer visiones en el transcurso del rito que marca el paso al estado de madurez; sin ellas, no lo alcanzaríamos.) Estas visiones también pueden revelarnos el futuro. La mayoría de ellas, a diferencia de lo que sucede con los sueños PES, (percepción extrasensorial) no pueden ser cambiadas por otras (aunque sí alteradas o eliminadas, pero sólo cuando se reúne una cierta cantidad de gente con un mismo fin y dispuesta a cambiar en positivo su forma de pensar y de actuar).
La visión siempre es básicamente la misma, a excepción de algunos casos especiales (por ejemplo, una montaña nevada en su cumbre indica un estado superior de consciencia, planos espirituales más elevados, mayor cercanía a Dios, meditación intensa y espiritualidad muy desarrollada, entre otras); pero el sentido fundamental permanece invariable: lo que sucede es que puede ser expresado de diferentes formas en función de la capacidad de entendimiento de cada uno. Lo más importante en estos casos es ser consciente de la visión madura, pues esto puede ayudarle, con el tiempo, a percatarse del profundo y oculto significado que encerraba el mensaje original.
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Categoría: Tablón de Relatos.
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